Gracias a Dios y a los actos de intercesión que se han realizado tales como los clamores por la ciudad, En alguna medida, se cumple los prescrito en 1 Tim. 2:1-4, en especial la segunda parte del vro. 2.
Esperamos en Dios que en los próximos años se formen y consoliden redes de intercesión locales con este fin y se desarrollen a Asociaciones ministeriales locales en cada ciudad.
Una necesaria reflexión y examen de la obra hasta ahora.
Puesto que no podemos ocultar una verdad evidente por sí misma y aun a pesar del descontento y renuencia en admitir las condiciones internas de la iglesia que le impiden el ejercicio de su autoridad recibida por el Señor Jesucristo, por parte de algunos pastores y líderes, sobre todo de los "absalonitas" y de las "jezabelitas", nos es necesario presentar la realidad que debe motivarnos a un arrepentimiento genuino, a un cambio de mentalidad y de intenciones en general que permita una acción conjunta de volver a Dios, a Su palabra escrita, a vivir sus normas y principios; entonces veremos Su obra en la ciudad y en el país.
Ya
por algunos años se ha venido escuchando mucho sobre la guerra espiritual
estratégica como un elemento importante en la extensión significativa del
evangelio. Hoy en día se habla de evangelismo masivo y de metodologías
mercadotecnistas para que "los pastores" puedan "hacer crecer sus iglesias". Sin embargo, es necesario mantener una actitud analítica mensurada y
bíblica para poder enfocar adecuadamente el asunto a fin de no caer en
exageraciones religiosas que no aportan en nada al avance del evangelio.
No
se trata de cuestionar la validez del asunto, pero si de ser objetivos, ya que
los acontecimientos a nivel mundial marcan una pauta significativa que debe
obligar a los maestros y teólogos de la guerra espiritual e intercesión, de la
ministración y liberación, de la sanidad interior, del evangelismo masivo e
iglecrecimiento acelerado y temas a fines, a revisar
los conceptos propuestos y las técnicas sugeridas a las congregaciones ya que
no se está viendo progresos importantes más allá de encuentros, congresos, y
demás actividades intra eclesiásticas, que no trascienden a la comunidad sino
solo en casos muy aislados y que siguen de manera alarmante la corriente de este
mundo que desembocará en los pies del Anticristo.
Por
tal motivo, nos
hemos propuesto la investigación y aplicación lógica de verdades sencillas y
efectivas de la Palabra de Dios en relación con el rol sacerdotal histórico y
profético de la iglesia en nuestra ciudad.
Estos son algunos de los antecedentes que nos llevan a un replanteamiento del
tema de la guerra espiritual estratégica, de la intercesión, de la sanidad
interior y de la toma de ciudades, partiendo de la información recibida y
discernida de la
Comparativamente
con el crecimiento de la población de la ciudad de Guayaquil, el crecimiento de la obra
evangélica, revela aspectos significativamente importantes para tener una clara idea
sobre la
calidad de la obra evangélica en la misma, su nivel de impacto y las
condiciones actuales para iniciar otro proceso evangelístico y discipular
masivo
pero que involucre un movimiento de intercesión y acciones sacerdotales
proféticas estratégicas.
Guayaquil
es una ciudad que ya experimentó un despertar durante el final de la década de
los 50, y como resultado del movimiento de oración por el país a causa del
asesinato de los cinco misioneros en el Oriente ecuatoriano en manos de los
Huaoranis, antes Aucas, en el 55, de tal manera que la obra experimentó un
significativo impulso, extendiéndose a nivel nacional. Al menos un 60 % de las
congregaciones en el país surgieron a raíz de este evento.
Sin
embargo, no ha habido un crecimiento real ya que hasta el 2002 era en promedio, entre
el 4
al 5 %
de la población, y esto a pesar de la alta proliferación de congregaciones
evangélicas que se da sobre todo en Guayaquil.
Investigar el porqué no se desarrolló y creció el movimiento entre 1960 y 1964, permite determinar una realidad social que evidencia la pobre influencia de la iglesia debido a su casi ausencia de autoridad socio espiritual por acentuadas discrepancias entre la doctrina bíblica, lo que se predica y enseña, su aplicación y lo que se demuestra en actitudes y acciones contrarias a la norma bíblica.
Debido
a la acción investigativa de los medios de comunicación social y su divulgación
pública, por todos es conocido que nuestra sociedad actual está siendo
amenazada, entre otros problemas, por:
La
corrupción;
inmoralidad y abuso
han alcanzado niveles alarmantes.
La
anarquía
encontró su máxima expresión al haber sido derrocados dos gobiernos
sucesivamente, evidenciando la
total y absoluta falta de reconocimiento al principio de autoridad. Y
lastimosamente un amplio sector de la iglesia evangélica han tomado partido
con estos movimientos.
La
desconfianza
ha
alcanzado elevadísimos niveles de expresión que está llevando a un estado
de violencia social latente que en cualquier momento puede erupcionar en
graves revueltas populares. Esto se evidencia por el incremento de los
linchamientos y ejecuciones públicas en diversas ciudades y comunidades del
país debido a que las autoridades hacen caso omiso de la corrupción y
encubren a los delincuentes.
La
criminalidad
ha
alcanzado alarmantes niveles, llegándose ya a hablar de asesinos en serie
y psicópatas criminales de buena apariencia y preparación y algunos
utilizan la “pantalla religiosa” evangélica para camuflar sus
actividades.
La
migración
fuera
del país supera lo calculado en años anteriores y muchos pueblos están
quedando abandonados como consecuencia de la perdida de la “esperanza”m
y en lo que va del año en curso, se relaciona con el incremento de
suicidios que ya preocupa a las autoridades de policía.
Como salió publicado en el suplemento titulado ¿En qué fallamos? en un diario local[1], el cuadro sico social ecuatoriano es pesimista, depresivo y con patrones de conducta social masoquista, egoísta, rebelde, anárquico y estoicista, sin mencionar el incremento en la pérdida de valores éticos y morales en la sociedad ecuatoriana.
Sin considerar que estos aspectos, sobre todo, la anarquía, la inmoralidad, la desconfianza, atacan las bases de la sociedad y de la iglesia: la familia. El tema de por sí es muy complejo por las implicaciones sociales, sociológicas, sicológicas, etc. que aquí me enfoco en una línea específica que se relaciona con lo espiritual y lo conductual en el contexto del "liderazgo" religioso evangélico.
Esto
está provocando reacciones muy preocupantes:
La
siguiente generación está
creciendo en medio de un ambiente “sin valores” y con una
superficialidad espiritual que se disfraza de pseudo espiritualidad.
A los jóvenes se les está ofreciendo productos mundanos
“cristianizados” mediante eventos de cualquier cosa, en lugar de enseñarles
el temor a Dios y el respeto y amor al prójimo, dándose las condiciones de
Jue.
2:10.
Recientemente, el Consejo Nacional de Mujeres financió una investigación entre los jóvenes de secundaría, arrojando la
preocupante cifra de que de
cada 4 estudiantes entre los 12 y 18 años, al menos 1 ha sufrido de abuso o
acoso sexual.
Lo que arroja un 25
% de los jóvenes de secundaría.
Las repercusiones de esta realidad en la iglesia son muy alarmantes, ya que
del total de jóvenes evangélicos entre los 12 y 22 años, 60 % no pueden
llevar una vida victoriosa ni disfrutar de la vida abundante en Jesús,
debido a traumas y malos ejemplos,
conformándose a un estado de pasividad, inercia, esclavismo sectario,
farandulismo religioso, terminando en un enfriamiento que los aleja de la
relación con Dios o en un embarazo no deseado, sin que tengan el apoyo o interés
de la pastoral, más allá de utilizarlos en sus programas
juveniles.
Las
personas ya no distinguen lo que es verdadero dentro de la vida cristiana ya
que muchos “aspectos” de ella están siendo copiados, y la iglesia introduce
elementos mundanos en esta a fin de “ganarlos para Cristo” a costa de los
más elementales fundamentos bíblicos
amparándose, ya no en las Escrituras sino en una dialéctica cristiana del “fin
justifica cualquier medio”,
expresado en el refrán de moda: “si
ellos lo tienen o lo hacen para el diablo, por qué no nosotros, si lo
hacemos para Dios”
predicado intensamente desde los medios cristianos en la ciudad.
La
iglesia, y en especial “la pastoral”, está perdiendo credibilidad
de una manera muy seria y dramática,
y su mensaje está siendo cuestionado por la inconsistencia de sus hechos.
De
continuarse bajo las condiciones, espirituales, morales y éticas actuales con
un imperante énfasis religioso en las campañas masivas sin discipulado, el porcentaje
de evangelizados no discipulados, aumentaría a un preocupante 30 a 40 % de la
población
hasta el 2010[2],
si no llega el Señor antes por Su iglesia, llegando
a un punto crítico y peligroso de inestabilidad social,
ya que no solo son resentidos sociales sino también espirituales y provocará un
serio endurecimiento al mensaje del evangelio.
Lastimosamente, la pastoral, hace caso omiso del mensaje del Espíritu por las Escrituras, tanto que incluso, los hechos sociales que son presentados por los medios, ni siquiera provoca la menor reflexión sobre el porqué de esta realidad. Se interpreta esta situación socio espiritual como un motivante para emprender campañas o programas de evangelismo masivas o iglecrecimiento acelerado como el de la actualidad, sin que ni siquiera se haya intentado poner en orden los más elementales aspectos de la vida espiritual, familiar y social de la pastoral.
Es
conocido que en Latinoamérica la iglesia evangélica está proyectada a crecer
hasta un 80
%
de la población a escala continental. Esto fue declarado por algunos
evangelistas de masas a mediados de los 90's. Hoy en día (2004) no se ha llegado
ni siquiera a un 30% efectivo. es muy probable que en América del sur haya un
12% a un 17% de evangélicos. Pero es muy seguro que "evangelizados", es decir,
quienes hicieron una decisión por Cristo y no han sido discipulados por falta de
un proceso efectivo y un compromiso de vida genuino, supere el 32%. Por ejemplo
en Perú se proyectó para el 2003, 13.69% partiendo de un 6.8% en 1993.
Prácticamente una duplicación de miembros en 10 años. Pero lo que debe ser
considerado son las tasas de crecimiento demográfico y evangélico. Esta última
debe ser mayor que la primera para que se pueda decir que se está cumpliendo la
gran comisión". Tal crecimiento aplicado a la ciudad,
significa un dramático cambio en todo aspecto dentro la iglesia. Y en las
actuales condiciones eclesiásticas,
las congregaciones -y sus pastores en especial- en la ciudad no tienen la capacidad espiritual; moral, ni la
estructura ministerial de soporte y respaldo; ni los recursos humanos adecuados
y calificados para manejar conversiones masivas promediando tan solo el 1 % mensuales
de
la población local con una retención, consolidación e incorporación al
ejercicio ministerial corporativo de, al menos el 75 % del total de convertidos.
Puesto
que la tendencia de crecimiento de la población de la ciudad es de duplicarse
cada diez años, es muy probable que para el 2010 o 2015 la población de la
ciudad sobrepase los 5,000,000
de habitantes, y a
menos que ocurran cambios muy profundos y significativos en la iglesia:
Cambios
conceptuales y actitudinales sobre
todo con respecto al
de
“liderazgo” por el de “servicio”.
Cambios
en la estructura jerárquica eclesiástica: del
pastorado individual a los cinco ministerios como cuerpo oficial, Efe.
4:11.
De
los procesos evangelísticos, ministrativos, discipulares, y
sobre todo
De actitudes y prácticas individualistas, excluyentes, anárquicas, encubridoras, corruptas y legalistas.
No se logrará una evangelización efectiva, ni si quiera del 25% de la población de la ciudad.
EL
PROBLEMA CENTRAL
Ahora,
el punto importante es, que no se trata de que una
iglesia esté creciendo, o
que lo sean cinco en la ciudad. Considerando los aspectos protocolarios del
mundo espiritual, y la manera en que pecados, actitudes y declaraciones dichas
por miembros en responsabilidades directivas de la iglesia son utilizadas por
las huestes de las tinieblas, el crecimiento eclesiástico estará,
necesariamente restringido, tanto
en cantidad como en calidad por acusaciones
en contra de la iglesia presentados ante el actual tribunal de Dios
y haciendo efectiva la oposición a la obra del Espíritu Santo a favor de los
creyentes y de los que aun no son salvos, Jn.
16:8-11,
porque
la maldad cometida en una congregación, afectará, necesariamente a toda la
iglesia en la ciudad, sin restricción de tiempo o espacio,
Lev. 4:3, 1
Cor. 12:26-27, por
lo que, la
actual situación de la obra evangelista y discipular está siendo directamente
afectada por las acusaciones que el “anatema” dentro de la iglesia, sobre
todo a nivel ministerial, a traído sobre la ciudad dejándola en el estado
descrito en Ecle. 9:14.
El
crecimiento de las iglesias, tal como se lo ha presentado, es un crecimiento
aparente, es decir, durante determinado periodo de tiempo la congregación
promedio crece hasta llegar a rebasar las capacidades de seguimiento y
discipulado tanto del pastor como del equipo de trabajo del mismo, generándose
un ambiente de inconformismo o fatiga por parte de los miembros, comenzándose a
cuestionar seriamente la probidad ministerial o la validez metodológica, dándose
en cualquier momento o una división o una deserción de miembros y la
consecuente apertura de “otra iglesia o ministerio”.
Y
puesto que el dios de este siglo es un estratega,
“anda buscando a los creyentes que, por su ministerio” puedan serle más
efectivos para oponerse al avance del reino de Dios,
por lo que especial interés pone en aquellos en funciones ministeriales
elevadas, y en la ciudad los
pastores le han sido objetivo especial,
sobre todo por razones que son causales de las condiciones deprimentes en las
que se encuentra el ministerio pastoral en la ciudad ya que se le otorgan
derechos jurídicos al dios de este siglo para presentar demandas acusatorias de
carácter opresivas y resistivas contra aquellos
siervos sanos, estables, limpios y rectos
a fin de inutilizarlos o disminuirlos en su capacidad ofensiva espiritual. Esto
debido a las condiciones y estados mentales y emocionales que implica lo
afirmado en 1
Cor. 11:19 y
otros textos: una
conducta divisionista que revela un estado emocional y mental esquizoide,
es decir, una
casi completa alienación y descomposición de la personalidad del individuo
debido a la presencia del pecado que lo desintegra internamente, separándolo de
sí mismo, del prójimo y de Dios, deformándolo y acentuando una mentalidad
diabólica de arrogancia, egoísmo y vanidad, adquiriendo las mismas intenciones
del diablo de “querer ser como Dios”, independiente de El.
Se sufre de una esquizofrenia
espiritual
de terribles consecuencias, ya que se ha perdido la “humanidad espiritual”,
desarrollando una naturaleza animal y diabólica. Por otro lado, esta condición
mental y emocional, determina una conducta
sectaria contenciosa
que se caracteriza por el fuero
pastoral
con el que dominan en la congregación.
Se
ha llegado, por este estado de cosas internas, a una proliferación de
Ministerios, Misiones, Asociaciones, independientes, en condiciones de
individualismo, figurativismo, preeminencia y anarquía por la proliferación de
personas con estas características de tal modo que un trabajo conjunto por la
ciudad, no ha sido posible hasta ahora, a pesar de importantes eventos
motivacionales que se han realizado.
Sin
exagerar, ni con una actitud crítica mal sana, sino siendo objetivos y ecuánimes
a fin de determinar la línea de acción que Dios nos determina para Guayaquil,
pero esta es la realidad de la obra en la ciudad: se
tienen muchas organizaciones evangélicas con líderes bajo esta descripción
que refuerzan la división de la iglesia y la inefectividad de la labor puesta
en evidencia por varias ocasiones en eventos masivos en los últimos años.
Por
lo que el
mayor obstáculo que encuentra el Espíritu Santo a Su labor, no lo recibe de
las huestes de maldad; no son las obras de las tinieblas las que muy
significativamente impiden el avance del reino de Dios en la ciudad y en el país,
lo constituye los derechos espirituales que la iglesia le ha otorgado al dios de
este siglo y a sus secuaces por pecados, actitudes, intenciones y declaraciones
carnales cometidas a nivel ministerial,
y es tal esta terrible realidad que las formas discernibles de
corrupción social, política, moral, etc. se deben directamente a la forma de
pensar, de sentir y de actuar corrompida y perversa de muchos seudos pastores.
Como
se sostiene, no
importa el proceso evangelístico y discipular que se aplique en la ciudad, sin
redimir, cancelar y anular estas maldiciones y sus efectos en la misma y sobre
todo en la iglesia, el resultado del tal proceso será deficiente y no será
posible un “despertar” como el
esperado, sino que solo se logrará un conversionismo masivo o cambio de religión
sin que haya ocurrido el nuevo nacimiento.
EL
PLAN DE ACCIÓN
Ante
esta situación,
todo esfuerzo que cualquier ministerio u organización emprenda, prácticamente
está destinado al fracaso[3]
debido a la presencia de pecado en el pueblo por los “Acanes” que han
logrado colocarse en el ministerio. Esto ha dado lugar a que los genuinos siervos de Dios
(que en Guayaquil no pasan los 30) se vean seriamente afectados en la autoridad espiritual confrontativa,
disminuidos en su capacidad de discernimiento, dubitativos en cuanto al
mantenimiento de la disciplina y el orden dentro de la congregación, llegando a
ser seriamente cuestionados por otros miembros en condiciones menos
comprometidas, cayendo en una condición de “obediencia condicionada a
intereses extraños”. Por
lo que, al emprender cualquier acción que tenga como objetivo una evangelización
masiva con resultados efectivos, será necesario, primero, remover estos obstáculos
que tiene la obra
y el tratamiento de estas ataduras es a un alto nivel ministerial, requiriéndose:
La
intervención del ministerio apostólico y profético local -no foráneo- para su confrontación,
expiación y anulación.
La
intervención del ministerio pastoral centrado en su llamado y nivel para su
remisión y tratamiento.
El
soporte y refuerzo de un muy eficiente ministerio intercesor local.
Todo
para el trabajo eficiente de los evangelistas guiando a los discípulos en
el trabajo de la evangelización con la cobertura y apoyo de los ministerios
antes indicados;
aspectos que contempla el mencionado plan.
Es
decir, se requiere trabajar para lograr las condiciones necesarias y suficientes
para que el Señor, por Su Espíritu Santo, restaure los cinco ministerio sobre
los cuales edifica Su iglesia en apego estricto a las condiciones necesarias y
suficientes según las Escrituras y no de acuerdo a criterios de “ministros de
fama internacional”, aun a pesar de que se argumente a favor bajo el criterio
de “la multitud de consejeros”.
La base de la estrategia para el trabajo que permita condiciones propicias para la ejecución de procesos masivos en la ciudad se resumiría en los siguientes pasos:
La
generación, formación, consolidación y afirmación de núcleos
congregacionales de intercesión
que desarrollen una mentalidad corporativa identificándose con el cuerpo de
Cristo en la ciudad mediante la implementación de un programa de cobertura
al ministro y su familia en términos bíblicos.
La
extensión del radio de acción espiritual de estos núcleos de intercesión
hasta llegar a involucrar a la mayoría posible de congregaciones y
ministros bajo cobertura en distintos sectores de la ciudad, promoviendo su
integración mediante la formación de unidades pastorales y/o asociaciones
ministeriales.
La
consolidación e integración de estos núcleos en redes locales y simultáneamente
el fortalecimiento de las unidades y/o asociaciones ministeriales
formadas hasta integrarlas en conjuntos unidos e identificados con la ciudad
y el concepto de cuerpo de Cristo en la misma, siendo plausible la formación de una Asociación ministerial de la ciudad que asuma el
liderazgo conjunto de la dirección del proceso.
Estos
tres pasos constituyen el trabajo denominado BASE
DE INTERCESIÓN PROEVANGELISTICA ECLESIÁSTICA
y da paso a la ejecución del proceso masivo de evangelismo con resultados
altamente efectivos y permanentes.
En
este punto el trabajo de intercesión adquiere el matiz de apostólico y profético
y el Espíritu Santo posiciona a aquellos descritos en Ecle.
9:13-16,
en “sitios” estratégicos de guerra espiritual a nivel de la ciudad. Los
siguientes pasos ya son el proceso en sí mismo:
Un
Conjunto ministerial que provea de cobertura espiritual, logística y jurídica
al proceso y a sus componentes ejecutores y una Red de oración vinculada y
dependiente de dicho Conjunto integrada por grupos de intercesores en
ejercicio sacerdotal profético
de muy alto nivel que proveen cobertura de oración a los miembros de la
Asociación y a la iglesia de la ciudad así como mantienen una frente de
intercesión confrontativo de alta efectividad, Efe.
4:11-16, Mat. 16:18, 1 Ped. 2:9.
Esta
acción lleva a que la iglesia se transforme en lo que es la
voluntad de Dios para cada ciudad en el continente: una
columna y baluarte de la verdad, 1 Tim. 3:15.
Un
ejemplo bíblico que describe cómo es el proceso a implementar se encuentra en
el periodo de restauración del servicio de la casa de Dios en los tiempos del
rey Ezequías, 2
Cro. 29;
constituyéndose en una lección y especificaciones operativas que se resumen en
el N.T. en 1
Tim. 2:1-4;
en el cual se expresa lo que Dios quiere para los no creyentes; expresa lo que
debe ser prioritario para la iglesia: una intercesión buscando que esta
voluntad específica se cumpla. Esto se traduce en resultados tangibles: transformaciones
sociales debido a transformaciones espirituales.
Además,
se debe recordar que la pauta de acción en este tipo de planes evangelísticos
masivos e integrales lo estableció el Señor Jesús cuando ejercía su oficio
sacerdotal intercesor por Sus discípulos cuya oración la registra Juan en el
cap. 17, marcando una secuancialidad de acciones que permiten un resultado
efectivo en la evangelización: vro.
17: Santidad vivencial, que
se traducirá en una forma de vida de integridad que llevará al creyente al
siguiente estado: vro.
21 a: Unidad visible de los miembros del Cuerpo de Cristo en la forma en
que se apoyan, cuidan y exhortan mutuamente, lo
cual traerá un efecto consecuente: la
labor “evangelizadora del Espíritu Santo” no será obstaculizada sino
acelerada: la gente creerá y se convertirán al Señor Dios viviente.
Es
evidente una cosa: la verdadera unidad de los creyentes no se la conseguirá sin
una vida de santidad sobre todo de quienes están sirviendo ministerialmente,
reflejándose en una evangelización y discipulado efectivo.
Es
necesario recalcar que la estrategia evangelística y discipular tiene que ser
tal que despliegue
y revele la sabiduría de Dios especifica para Guayaquil y para cada ciudad, de
acuerdo a lo dicho en Efe. 3:10;
esto significa que lo
que el Espíritu está haciendo en otra ciudad o país, no significa que se lo
deba aplicar aquí, sino, dónde quedaría la manifestación de la “multiforme
sabiduría de Dios”? Lo que hizo y cómo lo hizo en otra generación, no
significa que sea un estricto modelo para las siguientes. El
intentar aplicar rígidamente lo que El Señor hace en otra ciudad o hizo en
otra generación, sería ofensivo al ministerio del Espíritu;
y no permitir que Dios muestre lo que le tiene a la ciudad, que dentro de Su
multiforme sabiduría debe ser único, sería muy inconveniente.
Que
el asunto es de suma importancia y gravedad, lo es, por cuanto, de mantenerse la
iglesia en las actuales condiciones, y en especial el
cuerpo ministerial en general, en lugar de un “avivamiento” para la
ciudad, lo que le está reservado, estrictamente a la iglesia,
es un periodo de juicio y “santificación bajo fuego intenso”, es
decir, tiempos de duras pruebas y persecuciones, a fin de refinarla y prepararla
para la cosecha, porque de que va, ..., vá!
Esta
labor está presentada en el documento: Fundamento, proceso y ejecución de una labor masiva de evangelismo y discipulado
que contiene:
Los fundamentos teológicos y ministeriales sobre los cuales una
Asociación, Unidad o Concejo Pastoral debe trabajar como elemento
promotor de conceptos y principios bíblicos comunes a los que han nacido de
nuevo y se inclinan por la sana doctrina que determina valores de integridad,
transparencia, honestidad al ciento por ciento.
Los pasos para lograr la base de intercesión e integración
de diferentes congregaciones en un frente unido de intercesión de alto nivel.
Pasos y mecanismos en la formación, capacitación y
entrenamiento de cuerpos de intercesores al nivel de ciudad. Incluye el programa
de trabajo paso a paso desde la formación de un grupo base congregacional, su
consolidación, los periodos de pruebas y aflicciones necesarios para el
fortalecimiento de la fe y afirmación de la autoridad y su operabilidad en
programas de cobertura pastoral congregacional y corporativas en el ámbito de
la ciudad.
Se replantea la forma en que debe ser presentado el evangelio y los pasos
propicios y efectivos de un discipulado que prepare a los creyentes en el
ejercicio sacerdotal intercesor.
Escríbanos por email para intercambiar opiniones y edificarnos mutuamente. No creemos tener la "verdad absoluta" sobre el tema, ni haber recibido "la revelación más profunda de Dios" sobre el asunto; buscamos en las Escrituras lo que el Espíritu de Dios nos quiere enseñar sobre la voluntad del Padre Eterno y la manera de hacerlo. Le rogamos que nos indique el nombre de la congregación, ministerio, tiempo en el mismo y relación con un proceso masivo a:
[1] El Universo, 2da. Sección, enero 21 del 2000.
[2] Esto equivale a por lo menos 1,500,000 de acuerdo a
las proyecciones de crecimiento poblacional del INEC
[3] Se considera fracaso al crecimiento de una
congregación que no provoque cambios dramáticos en su comunidad o que no
se pueda, después de tantas actividades elograr un crecimiento más rápido
que la tasa de crecimiento urbano.
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