FUNDAMENTOS BÍBLICOS NECESARIOS PARA UN PROCESO EVANGELISMO/DISCIPULADO MASIVO>


A partir de los años 80, se ha visto una evolución significativa de ciertos temas que no han dejado de ser polémicos, tales como la guerra espiritual y la intercesión. Aunque ahora el asunto no sea ya tratado con la misma vehemencia que tanto defensores como detractores lo hacían, la tendencia actual es la de enfocarlos en la toma de ciudades debido a los casos de crecimiento explosivo de la iglesia en diferentes ciudades en el mundo.

 Sin embargo, la responsabilidad de la iglesia en la toma de ciudades, no es un asunto nuevo, ya que está directamente relacionado con el ROL SACERDOTAL PROFÉTICO E HISTÓRICO a la que ha sido llamada para iniciar el proceso de reconquista del mundo para nuestro Dios y Su Mesías, de tal manera que la predicación del evangelio a todo ser humano en todo el planeta es el anuncio previo del acercamiento y futura llegada del reino de los cielos en la persona de Jesús el Señor y Rey de Reyes. A través de la historia se puede ver la manera en que el Maligno se ha opuesto a que la iglesia cumpla con este rol, logrando introducirse dentro de ella para contaminarla y “anatematizarla”, ya que no puede hacerle frente por la naturaleza propia de su regeneración espiritual por la Palabra y el Espíritu de Dios; por lo que hay que enfocarse en la preparación adecuada e inteligente para que la iglesia como cuerpo cumpla con este rol sacerdotal histórico.

 

Redefiniendo el rol histórico profético de la iglesia.-

Cuando se recibe la carga de iniciar un proceso que resulte en una apertura espiritual de las “puertas de una ciudad” al evangelio, es necesario evaluar seria y honestamente las condiciones morales, actitudinales, conductuales y espirituales de la iglesia como un solo ente en la ciudad. Esto es así ya que, según las Escrituras, es la iglesia como cuerpo la que en una ciudad tiene la autoridad y la comisión de establecer el reino de Dios en la vida de las personas y provocar un radical cambio que repercuta socialmente. Esto debido básicamente a tres verdades fundamentales en la Palabra:

  1. La obra expiatoria, redentora e intercesora de nuestro Señor Jesucristo como sacrificio sustitutorio y Sumo sacerdote ante Dios a favor de los seres humanos. Heb. 4:14-5:10.

  2. La misión histórica de la iglesia del Señor Jesucristo mediante la predicación del evangelio bajo la supervisión y obra del Espíritu Santo con el respaldo de un testimonio de integridad y santidad corporativo, social e individual, "prevalecer sobre las puertas del hades".Mat. 16:18, Hch. 1:8, Rom. 1:16, Efe. 5:1, Tit. 2:14.

  3. El mantenimiento de la extensión del reino de Dios hasta alcanzar a cada ser humano en el planeta generación tras generación. Mat. 28:18-20.

Algunos textos claves con respecto a esto que afirmo son:

“…edificaré Mí  iglesia y las puertas de la muerte no prevalecerán contra ella.”

“… mas vosotros sois linaje separado, realeza sacerdotal, etnia santa, pueblo de exclusiva posesión de Dios, para que así, las proezas anunciéis del que os llamó de la oscuridad a la admirable luz de Él.”

“Exhorto, pues, que lo primero de todas las cosas, sean hechas peticiones, oraciones, intercesiones, y actos de agradecimiento a favor de todo el género, …, para que una vida tranquila y sosegada llevemos en toda piedad y respetabilidad.”

“… y compraste para Dios con Tú sangre de toda tribu,  dialecto, pueblo y etnia y los hiciste un reino y sacerdotes y reinarán sobre la tierra.”

 

Mat. 16:18, 1 Ped. 2:9, 1 Tim. 2:1-4, Apo. 5:9-10[1], por lo que el periodo de vida en esta tierra es preparatorio y formativo para poder reinar juntamente con el Mesías; y el rol sacerdotal tiene que ver con la preparación adecuada de la iglesia para poder reinar junto con el Mesías en Su reino, por lo que el cumplimiento de esta función de la iglesia es extremadamente importante y trascendente. Si la iglesia como un conjunto no cumple con estas responsabilidades, se encuentra en una seria y peligrosa existencia religiosa conformista.

Condiciones necesarias y suficientes para un proceso.-

La correcta y adecuada comprensión de este rol histórico y del carácter sacerdotal y profético de la iglesia en relación al ministerio kerigmático, necesariamente lleva al diseño, aplicación, provocación, ejecución y mantenimiento de un proceso de evangelismo y discipulado masivo al nivel de una comunidad, requiriéndose necesariamente, de que la iglesia cumpla dos condiciones establecidas en las Escrituras, que exigen respuestas actitudinales y conductuales en el grupo de creyentes que asumen la responsabilidad de llevar a cabo un proceso tal que inclinarán las actitudes de unos y otros en pro de una verdadera unidad espiritual respetando las diferencias idiosincrásicas que el Espíritu de Dios acepta; y da lugar al inicio de acciones tendientes a la formación de la base de intercesión proevangelística como un primer movimiento. Estas especificaciones fundamentales constituyen la esencia de la existencia de cada creyente en esta vida, Jn. 17:17-23 y son:

CONDICIÓN 1.- Santidad integral en sus miembros y congregaciones por un sostenido énfasis en la sana doctrina, respetando las diferencias sobre aspectos y tópicos doctrinales, litúrgicos u otros propios de cada parte del cuerpo de Cristo, pero manteniendo una sólida apologética sobre los temas y doctrinas absolutas de las Escrituras frente a cualquiera.

CONDICIÓN 2.- Unidad del cuerpo de Cristo, siendo solícitos en promover, mantener y defender la unidad espiritual y corporativa entre sus miembros, así como lo que sea necesario para la restauración de aquellos que por alguna causa tropiezan en el camino de la fe, sí y solo si manifiestan una verdadera actitud de arrepentimiento en la acepción bíblica concretando como objetivo básico de la iglesia una:

Evangelización como resultado de las dos condiciones anteriores, promoviendo todo lo que sea necesario para cuidar y mantener el crecimiento de las iglesias y de la extensión del reino de Dios tanto local como nacional y mundial mediante la promoción y apoyo de misiones de corto y largo alcance.

De tal modo que se debe hablar de “un proceso” y no de un “programa” o “evento”. Enfocado de esta manera y bajo la consideración de los prerrequisitos definidos, un proceso exige un elevado nivel de compromiso corporativo traducido en una conducta obediente y santa; y en una disposición perseverante hasta la muerte. Tal es la situación de los planes de evangelismo masivos. Recuérdese que en esta dispensación, es la iglesia en su condición de “cuerpo” la llamada a prevalecer sobre las puertas de la muerte, por lo que no se debe pensar en que “Dios levantará un Josué o un Moisés moderno” para iniciar o dirigir un proceso masivo. De darse, esto sería un “recurso temporal atípico” al que el Señor recurriría, después de llamar a la iglesia de una ciudad a la unidad verdadera en base a la sana doctrina, la buena conducta del pueblo en general, la irreprochabilidad moral, social, ministerial y familiar de los ministros, entre otros aspectos requeridos en las Escrituras para una vida espiritual altamente productiva; hasta lograr el despertar necesario del grupo preparado para el efecto.Cuando la magnitud de “incredulidad religiosa” dentro del “evangelicalismo nominal” son tales que se llegan a niveles de tolerancia inmoral, encubrimiento de actitudes pecaminosas por conveniencias; despliegue público de actitudes egoístas, arrogantes, avarientas y orgullosas, no queda más que iniciar un proceso con los que estén dispuestos a pagar el precio del desprecio y rechazo del nominalismo evangélico.

 

La vida  espiritual absoluta.-

Uno de los primeros pasos, es iniciar la promoción de “verdades absolutas”, es decir, comunes a todos los que han nacido de nuevo por su evidente y contundente argumento bíblico. Recuérdese que se está hablando de creyentes con cierta madurez y discernimiento que desarrollan una carga por los habitantes de una ciudad, no de creyentes recién convertidos y en un necesario desarrollo y discipulado.

Estos principios bíblicos, adecuadamente presentados servirán:

Primero.- Como indicadores del estado espiritual, emocional y conductual de los pastores y ministros de una ciudad y de su verdadera naturaleza interna:

a) Los que son de Dios, nacidos de nuevo, reconocerán el fundamento bíblico y reaccionarán inmediatamente y de modo favorable a estas propuestas doctrinales de trabajo adoptándolas inmediatamente y adaptándolas para su aplicación en las congregaciones donde sirven.

b) Aquellos que las Escrituras describen como corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia”, 1 Tim. 6:5, o como habladores de cosas perversas” Hch. 20:30, serán puestos en evidencia por las mismas Escrituras ya que, al estar llenos de soberbia, esta engendrará contienda y será manifiesta su verdadera naturaleza al oponerse, no al contenido doctrinal de estos puntos, sino a la aplicación de los mismos en sus congregaciones, por el miedo a perder un liderazgo fraudulento y usurpado; y 

c) Un tercer grupo serán los “tibios”: líderes religiosos de ambos géneros que sin haber nacido de nuevo, no le darán la atención debida al asunto por estar obsesionadamente ocupados en el activismo religioso proselitista laodiceano: llenar un local arquitectónicamente lujoso con miles de asistentes por la elevada recaudación diezmal.

Segundo.- Permitirán reconocer a aquellos que han desarrollado el sacerdocio a un nivel de madurez proporcional a su caminar con Dios y en la misma medida una responsabilidad manifiesta por la etnia a la que pertenece o al grupo humano con el cual convive en una ciudad.

Para lograr y mantener estas condiciones y objetivo, se debe elaborar y planificar programas eclesiásticos que resulten en acciones concretas dirigidas a tres áreas específicas que permitirán una adecuada introducción de los creyentes de una congregación dentro de un enfoque responsable de compromiso con la comunidad. Estos planes y programas promoverán, entre otros aspectos:

Un proceso enfocado en estos aspectos, determinará un rumbo definido para cualquier congregación en dirección de la voluntad específica de Dios en todo orden, verificando esta voluntad divina en cada decisión y acción, tanto de la congregación como de sus miembros en todo el espectro del diario vivir. Se caracterizará por cinco funciones vitales que se constituyen en bases y soporte estructural del ejercicio sacerdotal profético definido en 1 Ped. 2:9, de tal modo que la consolidación, el crecimiento, desarrollo y fortalecimiento de los miembros giran en torno a estos cinco elementos:

Estas tres disciplinas o ejercicios espirituales se verán reflejados en respuestas actitudinales a nivel personal, familiar, congregacional y social:

La aplicación y desarrollo de estas funciones provocará un primer efecto: la congregación se vuelve en una alternativa atractiva para cualquier persona sobre la cual el Espíritu de Dios esté obrando por la frescura y vitalidad de la vida espiritual y relaciones comunitarias. También ocurrirá el mismo efecto sobre quienes, por motivos desagradables de mencionar, se han apartado de las congregaciones. Por la práctica de estas disciplinas, se llegará a examinar y si es necesario cuestionar y refutar “las tendencias teológicas de última moda”; se incrementará una convicción sobre la necesidad de “refrescar” y volver a los conceptos y ejemplos bíblicos sobre la supervisión de la iglesia local que fomentará y promoverá un movimiento para la restauración de los cinco ministerios de capacitación descritos en Efe. 4:11, a fin de lograr el cumplimiento de la voluntad de Dios revelada en las Escrituras en relación a la salvación de las personas para una ciudad en particular. Esto no resultará de congresos o encuentros "internacionales" con predicadores de alta cotización, sino del trabajo formativo, orientador y sobre todo bíblico hasta llegar a la madurez necesaria que permite al Espíritu Santo señalar claramente aquellos preparados para ejercer públicamente las funciones de capacitación mencionadas en Efe. 4:11. Debo recalcar que no es una sola persona que puede realizar estas cinco funciones. Esto va en contra de lo establecido como dirección y liderazgo de las congregaciones que sigue un modelo netamente judío de pluralidad y no de un solo hombre al frente de la congregación que es el modelo romano que luego dio paso a la iglesia romana. Estas personas que cumplen estas cinco funciones no son lideres formados de seminario, ni "ungidos" señalados por foráneos sino personas con un altísimo compromiso con Dios quienes lo conocen muy bien por dominar las Escrituras y sobre todo sencillos y humildes.

Lo que es común a todo creyente nacido de nuevo.-

Uno de los principales obstáculos a este tipo de labor los constituyen los dogmas esquizoideos sectarios fomentados por ministros fraudulentos y usurpadores. Ante estos venenos, la promoción de verdades absolutas que permiten un acercamiento de aquellos que “son aprobados”, 1 Cor. 11:18-19; constituye un primer frente de trabajo intenso y a la ves se vuelve en un frente de batalla espiritual, no contra “demonios”, sino contra conceptos intangibles que se manifiestan en actitudes arrogantes y conductas facciosas y avarientas, 2 Cor. 10:4-6, que deberán ser combatidas con la promoción y demostración de seis “verdades absolutas paradigmáticas” (entendiéndose que es en el marco de toda la Escritura, no solo de una parte de ella) que resumen el plan y la voluntad de Dios para la obra en cada ciudad:

Creyentes con un alto sentido de responsabilidad, madurez y discernimiento, sabrán que estos puntos no requieren ser analizados o examinados, por si acaso contienen algún “germen de herejía”, sino que de hecho los reconocerán por ser parte del estilo de vida que llevan.

Definiendo una meta común.-  

El trabajo de promoción de estos puntos requiere de un esfuerzo y tesón persistente ya que se deberá romper esquemas conceptuales tradicionales que han impedido la labor del Espíritu Santo, evitando, incluso la exagerada promoción de estos puntos como “el más reciente redescubrimiento de la frescura del Espíritu” o cosas parecidas resultado del “marketing cristiano”. El primer paso en dirección de provocar, ejecutar y mantener un proceso masivo de evangelismo y discipulado es aplicar estos elementos en la congregación que se supervisa, de manera gradual y progresiva hasta que la mayoría hayan desarrollado una pasión y visión global; y el estilo de vida sea caracterizado por las cinco funciones sacerdotales mencionadas anteriormente, reflejándose en un  crecimiento sostenido.


 

LA BASE EN EL EJERCICIO SACERDOTAL PROFÉTICO

¿Profético y estratégico?.-

Al hablar de un proceso masivo con rasgos operativos de intercesión profética y confrontación estratégica,  primero es necesario aclarar un poco sobre lo de “profético” y “estratégico”.  En relación con lo primero, básicamente se está hablando de una función propia correspondiente al nuevo orden sacerdotal establecido por el Señor desde Pentecostés en Jerusalén, al haber cumplido y satisfecho los requerimientos jurídicos y espirituales de la Ley. Con respecto a lo segundo, tiene directa relación con el mandato de proclamar el evangelio en base a la victoria definitiva sobre Satanás y sus huestes confrontando y destruyendo sus ataduras histórico -generacionales- sociales que impiden la liberación masiva de las personas para aceptar el mensaje del evangelio y ser salvados y transformados por el nuevo nacimiento. Esto más como un asunto relacionado directamente con el “kerigma” bíblico y se enfoca en dos aspectos fundamentales:

Si en la ciudad no hay una disminución significativa de los niveles de maldad y de la “densidad espiritual demoníaca” que se opone a la obra del Espíritu Santo sobre los inconversos y se evidencia por el mantenimiento o aumento del caos y desorden social manifestado en las formas de crimen y delincuencia general (pandillerismo, drogas, prostitución, robos, asesinatos, peleas, brujería, alcoholismo, etc.) entonces, cualquier plan masivo o actividades evangelísticas conjuntas o independientes solo redundaría en un “conversionismo”, es decir, que el resultado que se lograría sería “aparente”: un crecimiento ficticio en el sentido de que solo se podría lograr que las personas en cantidades no significativas, “cambien de religión” sin que nazcan de nuevo. Esto llevaría a un estado espiritual muy preocupante, ya descrito por el Maestro en Apo. 3:14-18: una “iglesia” muy activa en sus propias fuerzas, pero sin que tenga un crecimiento efectivo y saludable, cayendo en la desesperación de “hacer algo para el Señor” independiente del Espíritu Santo y de la Palabra Escrita.

Si a pesar de que el evangelio esté siendo predicado, no existe una disminución medible en el nivel de densidad espiritual y un incremento en la influencia del Espíritu Santo en la comunidad por la presencia de la iglesia evidenciado en el crecimiento sostenido de esta, entonces, se tiene un estado esquizoideo sectario muy grave que fortalece la acción de las tinieblas.

 

El proceso en base al ejercicio sacerdotal  profético.-

Por lo que, una etapa primaria constituye lo mencionado en líneas anteriores como un trabajo previo que permitiría una siguiente fase que se caracteriza por el incremento de congregaciones que captan y desarrollan la misma tendencia e implementan el mismo proceso con sus matices idiosincrásicos propios que adornan la sabiduría de Dios. Esta siguiente fase incluiría las siguientes actividades:

 

La base del proceso.-

El esquema del trabajo que permitiría la consecución de las condiciones propicias para la ejecución de procesos masivos en la ciudad se resumiría en las siguientes etapas:

1.   La generación, formación, consolidación y afirmación de núcleos congregacionales de intercesión que desarrollen una mentalidad corporativa identificándose con el cuerpo de Cristo en la ciudad mediante la implementación de un programa de cobertura al ministro y su familia en términos bíblicos.

2.   La extensión del radio de acción espiritual de estos núcleos de intercesión hasta llegar a involucrar a la mayoría posible de congregaciones y ministros bajo cobertura en distintos sectores de la ciudad, promoviendo su integración mediante la formación de unidades pastorales y/o conjuntos ministeriales.

3.   La consolidación e integración de estos núcleos en redes locales y simultáneamente el fortalecimiento de las unidades y/o conjuntos ministeriales formados hasta integrarlos en un frente de trabajo unidos e identificados con la ciudad y el concepto de cuerpo de Cristo en la misma, siendo plausible la formación de una Institución representativa ministerial de la ciudad que asuma el liderazgo conjunto de la dirección del proceso.

Estos tres pasos constituyen el trabajo denominado BASE DE INTERCESIÓN CONGREGACIONAL Y CORPORATIVA PROEVANGELISTICA y da lugar a la ejecución del proceso masivo de evangelismo con resultados altamente efectivos y permanentes.

 

Avanzando.- 

En este punto el trabajo de intercesión adquiere el matiz de apostólico y profético; y el Espíritu Santo posiciona a aquellos descritos en Ecle. 9:13-16, en “sitios” estratégicos de guerra espiritual a nivel de la ciudad. Los siguientes pasos ya son el proceso en sí mismo:

4.   Un conjunto ministerial -integrado, no por “líderes”, sino por hombres fieles e idóneos en todo sentido con una función supervisora dada por el Espíritu Santo en términos de los cinco ministerios- que provea de cobertura espiritual, logística y jurídica al proceso y a sus componentes ejecutores; y una Red de oración vinculada y dependiente del conjunto integrada por grupos de intercesores en ejercicio sacerdotal profético de muy alto nivel que proveen cobertura de oración a los miembros y a la iglesia de la ciudad así como mantienen un frente de intercesión confrontativo de alta efectividad, Efe. 4:11-16, Mat. 16:18, 1 Ped. 2:9.

5Esta acción conjunta lleva a que la iglesia se transforme en lo que es la voluntad de Dios para cada ciudad en el continente: una columna y baluarte de la verdad, 1 Tim. 3:15, que predica no solo con sus palabras, sino mucho más fuerte y poderosamente con sus hechos: conductas y actitudes.

 

Los cinco ministerios de capacitación  y supervisión.-

El “proceso” por la evangelización de la ciudad en función de lo proyectado para el continente, tiene como elemento ejecutor y supervisor, hombres idóneos e irreprochables laborando en cualquiera de los cinco ministerios funcionando de acuerdo al siguiente esquema:

Quienes asuman el reto de implementar este proceso deben comprometerse a una labor conjunta que fomentará, promoverá y apoyará lo necesario para la restauración de estos ministerios en cada ciudad, en conjuntos ministeriales que supervisen ciertos asuntos de doctrina y disciplina, sin interferir en la autonomía propia de cada congregación.

Los obreros del proceso.-

Para llevar a cabo este trabajo con resultados genuinos, se requiere trabajar en la promoción, formación, afirmación e integración de intercesores que cumplan con su responsabilidad sacerdotal profética con los siguientes rasgos: adecuada, inteligente y estratégicamente; conociendo sus deberes y derechos espirituales, jurídicos y facultades ministrativas para el ejercicio del sacerdocio profético mediante el sustento y continua práctica de la intercesión congregacional y corporativa; observando el siguiente perfil psico espiritual y conductual:

  1. Espiritualmente sanos, emocionalmente estables, seguros de su identidad en Cristo, moralmente limpios, éticamente rectos.

  2. Conocedores de la voluntad de Dios a cabalidad por un elevado dominio de las Escrituras.

  3. Una muy elevada y desarrollada capacidad de discernimiento por uso constante de la mentalidad de Cristo y de las Escrituras.

  4. Llenos del Espíritu Santo para confrontar y disciplinar toda desobediencia.

  5. En autoridad por andar en el poder del Espíritu y por estar con la unción del Espíritu Eterno.

  6. Identificados a cabalidad probada y comprometidos absolutamente con el cuerpo de Cristo.

  7. Conocedores de sus dones otorgados y en ejercicio sacerdotal.

  8. Instrumentos útiles, altamente productivos.

Este perfil debe ser alcanzado en las congregaciones que se involucran directamente en la promoción e impulso de un proceso de esta naturaleza. Debe ser también el perfil de intercesores en general que se consideran para las labores primarias de un movimiento intercesor masivo.

Sin embargo, no son condiciones exclusivas de los “superespirituales” intercesores que andan de “congreso en congreso” y de “toma de ciudad en toma de ciudad” sin que se produzca un verdadero y significativo resultado masivo; todo lo contrario, pequeños cambios en beneficio de aquellas congregaciones que tienen recursos para organizar estos “eventos” tales como “reputación de liderar una guerra espiritual” o mejorar e incrementar las instalaciones, que solo redunda en el incremento del egoísmo, soberbia y arrogancia religiosa, resistiendo y rechazando la dirección del Espíritu Santo por la verdad de la sana doctrina y dando lugar a una mentalidad esquizoidea laodiceana.


 

EL EVANGELISMO Y DISCIPULADO EN BASE AL SACERDOCIO PROFÉTICO

Es necesario recalcar que la estrategia evangelística y discipular tiene que ser tal que despliegue y revele la sabiduría de Dios especifica para cada ciudad, de acuerdo a lo dicho en Efe. 3:10; esto significa que lo que el Espíritu está haciendo en otra ciudad o país, no significa que se lo deba aplicar localmente sin hacer las adaptaciones que el Espíritu indicaría, sino, ¿dónde quedaría la manifestación de la “multiforme sabiduría de Dios”? Lo que hizo y cómo lo hizo en otra generación, no significa que sea un estricto modelo para las siguientes. El intentar aplicar rígidamente lo que El Señor hace en otra ciudad o hizo en otra generación, sería ofensivo al ministerio del Espíritu; y no permitir que Dios muestre lo que le tiene a la ciudad, que dentro de Su multiforme sabiduría debe ser único, sería muy inconveniente. Además, se viola el hecho de la singularidad de cada individuo y de que esta singularidad es preservada en el proceso de nuevo nacimiento. De igual modo, por extrapolación, se aplica al carácter singular de una ciudad o más generalmente, de una étnia, la cual es sugerida explícitamente en:

 

Evangelismo en el contexto del sacerdocio.-

La labor evangelística en el contexto sacerdotal, no consiste únicamente en predicar, o campañas masivas o cualquier actividad que implique alguna movilización. Si no se tiene un respaldo adecuado, inteligente y estratégico de intercesión y ejercicio sacerdotal, solo redundará en “conversionismo”; un proceso de toma de la ciudad y del país que no es otra cosa que presentar el evangelio en cada ciudad de manera adecuada, inteligente y estratégicamente. La labor evangelística debe ir acompañada de un proceso de discipulado consistentemente bíblico que afirme la decisión de una persona en términos de confirmar el nuevo nacimiento; de tal modo que la labor evangelística debe incluir los siguientes pasos:

1.- La intercesión sacerdotal profética el soporte estructural del conjunto, desarrollándose por etapas de crecimiento, afirmación y consolidación a favor del cuerpo oficial de la iglesia, llegando a una intercesión a favor de la zona en la que se encuentra la congregación o unidad ministerial y extendiéndolo a la ciudad, ya que es necesario e imprescindible para una adecuada evangelización.

2.- Esto es la correcta, equilibrada y escritural aplicación de los elementos de guerra espiritual al nivel estratégico, dirigido a una evangelización efectiva y con resultados: gente que nace de nuevo y se vuelve al Padre basándose en el poder de Dios manifiesto.

3.- Este grupo debe ser insertado y hacerles sentir parte integral de la familia espiritual, reeducados sobre los principios bíblicos para la adquisición de un nuevo sistema de valores que determinen una conducta consecuente con el cambio experimentado; sanados sus corazones, ya que vienen con sus personalidades destruidas, traumas, y deformaciones conceptuales, entre otras cosas, siendo necesaria una correcta aplicación de terapias bíblicas que permitan afirmar su nueva personalidad en Cristo desarrollando confianza en el Padre celestial, logrando la restauración, consolidación y crecimiento fructífero en las esferas relacionales bíblicas: Dios, el prójimo, sí mismo.

4.- Luego, un adecuado soporte de discipulado que consista en la enseñanza de la doctrina mediante la exposición conceptual y demostración conductual por parte de los demás creyentes. Una verdad bíblica que no solo sea enseñada desde el púlpito, sino también demostrada en las acciones diarias.

5.- Simultáneamente debe enseñarse a conversar con Dios, basado en una relación de confianza y dependencia desarrollando una vida de oración tanto en cantidad como en calidad que permita y sustente el ejercicio sacerdotal intercesor y proclamación del evangelio adecuada, inteligente y estratégicamente.

 

Los resultados son medibles.-

Este trabajo es necesariamente medible en cuanto a sus efectos, ya que al afectar sensiblemente las estructuras espirituales que mantienen la densidad demoníaca social, estas perderían su capacidad opresiva y resistiva y el Espíritu Santo puede obrar libremente en los no creyentes redarguyéndolos, iluminándolos, y convenciéndolos, de tal manera que las congregaciones crecerían sostenidamente, no sin dificultades ya que estas serán permisibles para fortalecer la fe; ejerciendo la autoridad del Señor y manteniendo la actividad de las tinieblas a raya, en niveles intrascendentes. Esto se traduce en resultados tangibles: TRANSFORMACIONES SOCIALES DEBIDO A TRANSFORMACIONES ESPIRITUALES.

Se debe asumir el compromiso de servir, apoyar, coordinar, ejecutar y mantener las iniciativas de cada miembro del cuerpo de Cristo que se integre a algún grupo ministerial para el diseño y ejecución de planes de evangelismo masivo.

En el caso de una congregación, el prepararla para el ejercicio sacerdotal requiere un tiempo mínimo de 1 a 2 años aplicando un programa de estudios diseñado para el efecto de manera intensa y durante este periodo necesariamente se producirán cambios notorios tanto en la vida como en las relaciones interpersonales, debiendo estar preparados para afrontar tales cambios, que por lo general no son todos agradables ya que se producen a nivel de actitudes y condiciones morales que se mantienen ocultas. Luego de este periodo, la congregación entra en un crecimiento sostenido que debe mantenerse; este periodo es para fortalecimiento de convicciones y carácter de los intercesores y de la pastoral.

Un ejemplo bíblico que describe cómo es el proceso a implementar se encuentra en el periodo de restauración del servicio de la casa de Dios en los tiempos del rey Ezequías, 2 Cro. 29; constituyéndose en una lección y especificaciones operativas que se resumen en el N.T. en 1 Tim. 2:1-4 en el cual se expresa lo que Dios quiere para los no creyentes y expresa lo que debe ser prioritario para la iglesia: una intercesión buscando que esta voluntad específica se cumpla.

Los testimonios recabados de ocurrencia de transformaciones de comunidades enteras por el poder del evangelio, demuestran y confirman esta secuencia como marco general y que la formación de bases de intercesión en redes operativas, permiten la ejecución de cualquier proceso evangelístico y discipular masivo como los que en la actualidad se impulsan, ya que se trata de trabajar para el Espíritu Santo, y no para que Él trabaje para “nosotros” o para algún “ministerio”.

 

Objetivos para una labor de intercesión.-

Específicos.-

1.      Promocionar, fomentar, organizar y movilizar un frente de oración unido entre las diferentes congregaciones y unidades pastorales, a favor de los siervos y siervas del Señor para que estén y se mantengan firmes, creciendo en todo lo que Dios ha determinado, desarrollando un estilo de vida sacerdotal de oración, intercesión, adoración, testimonio, comunión y buenas obras por la ciudad, barrio a barrio, y por el país.

2.      Pedir a Dios por la santificación y genuina unidad de Su pueblo en la ciudad, desde los dirigentes hasta cada miembro y que impida que las actividades de los falsos profetas, maestros y obreros fraudulentos dañen el testimonio público de la iglesia y a los miembros más débiles.

3.      Rogar a Dios para que impida el desarrollo de las obras de las tinieblas que coartan la acción del Espíritu Santo hacia los que aun no son salvos, impidiéndoles el testimonio de Jesús a sus vidas.

Generales.-

1.      Que la iglesia esté capacitada y preparada para una evangelización integral estratégica con claras y manifiestas señales del poder de Dios y del Espíritu Santo.

2.      La transformación socio espiritual de los barrios en donde se localizan iglesias mediante el reconocimiento de la autoridad de Dios en los miembros de la misma y su respectivo crecimiento sostenido y adecuado.

3.      La evangelización efectiva de la sociedad local por el testimonio de santidad, poder y unidad  de la iglesia, manteniendo la acción de las tinieblas en niveles restringidos y de poca influencia.

4.      La evangelización de todos o “al menos el 90 %” de la ciudad y el país.

No se trata de la “visión” de alguien o del “ministerio tal o cual”, ni tampoco de “mi ministerio”, sino que se trata de lo que Dios quiere y de la forma en que Él lo quiere: Tener la comunión y compañerismo con el ser humano como  familias y que Su iglesia, Su cuerpo, comprado, separado y constituidos en sacerdotes, cumplan con lo que lo den a conocer a los seres humanos en cada generación hasta que se cumpla el tiempo previsto y se haga una realidad su más grande anhelo:

  “…el tabernáculo de Dios con el ser humano; y ellos, pueblos de Él serán; y Él, el Dios de ellos será…”

De corazón ruego que, en oración y ayuno, evalué estos puntos y considere la intención del Espíritu Santo y el deseo del corazón del Padre de empezar a trabajar en serio por ser solícitos en guardar la unidad del Espíritu para poder ver una visitación especial e histórica de Dios en las ciudades y poder alcanzar la meta que Dios ha señalado.


[1] Traducciones tomadas y adaptadas del N. T. INTERLINEAL GRIEGO ESPAÑOL. Fco. Lacueva. 1984 CLIE

[2] En el sentido de su pasión que los lleva a confrontar a las tinieblas y a sus agentes sin ningún miedo o temor.


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